Joder, joder, ya han pasado 10 años desde que me saqué el puñetero carnet de conducir. Yo no quería sacármelo porque no me gustan los coches ni conducir, pero claro, encontrar curro a 40 quilómetros de tu casa, en un lugar en el que no se aventuran ni las cabras y encima con el turno de noche...es lo que tiene!. O me sacaba el carnet o me veía cada día en el tren.
Al principio, de hecho, iba en tren y como me adapté muy mal al turno de noche y no podía dormir durante el día -porque literalmente no podía, no me dormía-, pues cuando cogía el tren por la mañana para volver a mi casa, a lo mejor llevaba 24 o 25 horas sin dormir. Iba con una cara de yonki que todos los que iban a la universidad en el tren se me quedaban mirando. Qué cara debía llevar que el revisor SIEMPRE me pedía el billete y claro, yo no atinaba a encontrarlo porque con el traqueteo del tren me adormilaba y me temblaban hasta las manos.
Qué tiempos aquellos...
Lo peor es que mirad la estupenda foto que me hicieron ayer en la revisión médica para renovármelo... la pobre mujer tampoco podía hacer milagros!.
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